Twitter es una red social que mantiene ciertas peculiaridades con respecto a otras redes rivales. Para empezar, su fundamento siempre ha sido el texto; a pesar de que últimamente traten de incorporar contenido multimedia a los tweets. Ese texto ha de ser lo más corto posible, jugando así con el ingenio para lograr cautivar con pocas palabras y grandes ideas. Además, no se limitan ni los usuarios a seguir ni los tweets que leerán, por lo que, a diferencia de Facebook, en el Timeline aparecerán todos y cada uno de los mensajes de la gente a la que sigamos. Está muy extendida, resulta relativamente sencillo conseguir viralidad, ha adquirido una notable fama… Con todas estas características, ¿qué empresa no querría estar en Twitter? Todas, evidentemente. Y si vuestro negocio no está en la red social del pájaro azul, estáis tardando mucho en abrir cuenta.
Twitter no distingue cuentas de usuario y cuentas de empresa, por lo que hay mayor libertad para interactuar. Evidentemente, lo ideal es que nos siga el mayor número posible de personas, tratando, además, de que nuestros seguidores o followers tengan a su vez muchos más seguidores. Elevándose exponencialmente la masa de usuarios a la que podremos llegar, no resulta tan sencillo alcanzarlos a todos con nuestros mensajes; a pesar de que, como hemos dicho, en Twitter no se limitan las comunicaciones que leerá cada usuario, sino que será él mismo el que decida qué leer. En base a lo siguiente:
- Los horarios. No todos las horas son buenas para tuitear, podemos trazar un paralelismo entre Twitter y la parrilla de una televisión. ¿A que todos los anunciantes se pelean por un «prime time»? En esta red social ocurre lo mismo.
- Que el usuario realmente quiera leernos. Muchas veces se pasan por alto mensajes dependiendo de quién los envía, ya sea por falta de interés o porque no resultan atractivos. Perderemos clicks y posibilidades de que compartan nuestros tweets, algo a evitar.
- Que nos hayan «muteado». Recientemente, Twitter introdujo la opción de «silenciar» o «mutear» usuarios, evitando así que tengan que dejarnos de seguir (unfollow) mientras evitan nuestras publicaciones. Esto es preocupante ya que perderíamos alcance sin que lo supiéramos, enturbiando los análisis de favoritos, RTs y clicks que reflejen las métricas.
- Que no se trate de bots o usuarios inactivos. Son una de las peores pesadillas para las cuentas de empresas y marcas ya que, pese a contar en las listas de followers, son como usuarios invisibles. No sólo no leerán nuestros tweets, también aportarán baja credibilidad a nuestra cuenta.
Ya hemos visto que el alcance es fundamental y que éste se ve influido por el número de followers y por la hora a la que tuiteemos. Entonces, es obvio que resultará más fácil comunicar nuestras acciones y llegar con ellas al mayor número de usuarios si las publicamos cuando más gente esté leyendo su Timeline, maximizando así las posibilidades de conversión. Claro, la teoría está ahí, pero la práctica es difícil de llevar a cabo. Primero porque no podremos estar delante de un ordenador o móvil a las horas más interesantes. Y segundo porque tendremos que saber a qué horas interactúan mayoritariamente nuestros usuarios. Con el agravante de que, si nuestro negocio es internacional, también nos interesará llegar a husos horarios diferentes del nuestro.
Programar las actualizaciones de Twitter (y de cualquier otra red) es un proceso vital para así maximizar nuestras campañas, siendo relativamente sencillo de conseguir con herramientas ajenas al propio Twitter. La red social ha ido incluyendo numerosas funciones que iban implementando clientes no oficiales, pero dicha función, la de programar tweets, nunca ha estado presente de forma oficial. Por suerte, Hootsuite, Buffer, Tweetdeck… y otras muchas aplicaciones web y móviles que han conseguido solucionar estas necesidades de Social Media, resultando muy accesibles a empresas que busquen gestionar mejor sus acciones sociales. Incluso de forma gratuita.
Ya os hemos mostrado algunas herramientas imprescindibles para programar tweets, pero aún queda una gran incógnita: ¿a qué hora hacerlo? Bien, lo mejor es utilizar las herramientas de análisis que ya estemos empleando para así averiguar aquellas franjas horarias en las que se sucede un mayor número de clicks. O podemos usar una herramienta que consideramos imprescindible: Socialbro. Si aún no lo habéis probado echadle un ojo: además de analizar una ingente cantidad de parámetros relacionados con las cuentas, podréis conocer el mejor horario para tuitear. Y así optimizar las campañas, por supuesto.
No os lo penséis y programad ya los tweets de vuestras cuentas de marca, de empresa de tienda online… Ganaréis usuarios, favoritos, RTs y, por supuesto, clicks y conversiones. Razones suficientes para probarlo.
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